Pasamos por el puente sobre el Arroyo Guazalamanco e iniciamos el descenso hacia la Cerrada de la Herradura. Cola del Embalse de la Bolera, ascendemos por la Cañada del Mesto, el paisaje, la pendiente y lo irregular de la ascensión nos quitan el frío por completo.
Continuamos el camino, más bien vereda, en esta ocasión no hay barro, la última vez que pasamos si lo había y sufrimos mucho, esta vez se hace más suave. Pasamos por los cortijos del Puntal de Ana María, Raso del Peral y Cortijo del Poyo que nos dejará a las puertas del Vado de las Carretas. A la derecha paisajes espectaculares del Tranco de Juan Domingo y Poyo Trivaldo; a la izquierda, lo mismo, Cerrada de la Canaliega y Tornillos del Gualay.
El Vado de las Carretas, curso del río Guadalentín, cada uno lo cruza a su manera, los primeros a pelo, pies al agua, los segundos sobre un “puente” que daba risa con solo mirarlo, los últimos sobre unos palos colocados sobre el cauce. Todo verde y en calma, equilibrio perfecto de la naturaleza. Algunos se extrañan de “los conguitos en el suelo”.
Ascendemos por el Nacimiento de Siete Fuentes hasta la pista forestal principal. Pasamos la Nava de San Juan, Nava del Espino y descendemos hasta Linarejos, a la izquierda los Poyos de la Mesa observan desde su posición privilegiada como vamos pasando uno a uno. Avituallamiento en Linarejos, momento de descanso y risas (menos mal que el kiosco-bar estaba cerrado).
Pasamos Vadillo Castril y ascendemos por camino asfaltado hasta el Puente de las Herrerías observando a nuestra derecha el majestuoso Guadalquivir y el camping que se interpone entre el curso del río y el camino. En el Puente de las Herrerías nos volvemos para continuar la ruta por donde hemos venido (era lo programado).
Largo ascenso que se nos atraganta a más de uno, ¡hay que bajar esos kilos¡, los Poyos de la Mesa, ahora a la derecha, se ríen de nosotros.
Llegamos a la Nava de San Pedro, los “terciacos” salen de la barra entre las simpatías de los mesoneros, bocadillos exquisitos, más risas, chistes, comentarios sobre lo sucedido hasta ahora en la ruta.
Retomamos la marcha, fotos y más fotos, “fotocall” como alguien comentó sarcásticamente. En el primer cruce, ¡plas¡ despiste, unos compañeros se desperdigan camino arriba, otros camino abajo, cadena de sucesos, confusión, malas instrucciones, todo queda en un susto, pero perdemos casi dos horas de tensa espera.
Cruzamos de nuevo el Vado de las Carretas y reiniciamos un retorno impresionante por la Cañada del Mesto, disfrutando del paisaje, de la bicicleta y de la amistad, contemplando de nuevo boquiabiertos los parajes espectaculares que horas antes habíamos pasado. Esta ruta nos ha calado hondo.
Gracias a los fotógrafos de la ruta, aquí os dejo los enlaces a todas las fotografías:
Angel Toral: enlace
Toyota: enlace
Angel Romero: enlace
Raúl: enlace
Nos vemos en la próxima.
