Salimos desde Pinos Genil, bien temprano, con los nervios habituales por saber si podríamos coronar la cumbre con éxito, no en vano, a mi particularmente, los excesos del verano han dejado huellas en mi cuerpo, borrando lo conseguido durante el invierno y primavera pasados. Menos mal que a mis pies aún les quedan fuerzas acumuladas.
Subida controlada desde el principio, sin homenajes ni esfuerzos extras que pudieran pasar factura antes de la cumbre, siempre guardando. Así van pasando los kilómetros, Barranco de las Víboras, centro de visitantes El Dornajo, etc, nos plantamos en la Hoya de la Mora con un buen tiempo de subida. Tomamos un tentempié para afrontar los duros kilómetros de subida finales. No sabemos si mirar para arriba al Veleta o para abajo a Pradollano.
Retomamos la subida pin pan poco a poco, plato mediano dos piñones por atrás, poco a poco reservando, se acerca la cumbre pero nunca llega, algunos ciclistas nos van adelantando, suben a mejor ritmo, ¡claro si es que algunos salen desde la misma Hoya de la Mora¡. Dejamos el radiotelescopio de Sierra Nevada a la derecha, nos igualamos a su altura y nos vamos elevando sobre él, lo mismo con el observatorio astronómico y con Borreguiles, ya se quedan muy por debajo, pasamos los últimos apoyos de los telecabinas, ahora sí, plato pequeño, el firme cambia, ya es de tierra con grandes guijos, sólo queda alcanzar la cumbre, cuidado con los calambres que llevamos 35 km. de ascensión continua, alguna que otra parada en las últimas curvas de herradura para tomar aire, penúltima rampa, que pendientazo, última rampa, andando pues no es ciclable en ascenso por su irregularidad sobre las rocas, y coronamos.
En la cumbre alegría, fotos de rigor, alzo la bici con una sola mano que casi la volteo hasta el Mulhacén, hemos llegado sobradísimos de fuerzas, ojalá todos los días estemos igual, hago “las vivas” reglamentarias, la gente que allí había sonríe.
Bocadillo en la cumbre, la verdad que no teníamos ni hambre, el pan estaba como balines, iniciamos el prolongado descenso, ¡que poco me gusta bajar¡, pero ahora es cuando nos vamos dando cuenta de todo lo ascendido, me pregunto ¿por ahí he subido yo?. Visita obligada a la Virgen de las Nieves, parada en la Hoya de la Mora y descenso de nuevo por la carretera antigua de la Sierra hasta el cruce a la derecha con camino asfaltado hasta Gúejar Sierra. De nuevo descenso prolongado con mayor pendiente, ¡que olor a zapatillas de freno quemadas¡, hasta el cauce del río Genil, pasamos túneles y se empina la carretera en un tobogán que dura varios kilómetros, empezamos a darnos ostias los unos a los otros, sólo vamos tres pero que mala idea nos gastamos. La carretera por la ribera del pantano de Canales nos dejará de nuevo en Pinos Genil en nuestro punto de partida. Un refresco para comentar lo vivido y regreso a Baza.
Ahora a por la próxima aventura.
Agunas de las fotos realizadas:
La subida en Bikemap:
